lunes, 1 de febrero de 2010

El incendio de Horta de Sant Joan

LA SOCIEDAD está en deuda permanente con los bomberos. Su valor, entrega y coraje sobrepasan con creces la responsabilidad que se les ha conferido. El altruismo con el que se juegan sus vidas para salvar las nuestras es heroico. Por eso, el incendio en julio en Horta de Sant Joan que costó la vida a cinco bomberos y heridas graves a otro más, nos conmovió profundamente, y aún más si cabe porque eran de Lleida. Por eso, por respeto a las víctimas, hemos guardado un prudente silencio sobre la tragedia, a pesar de las inverosímiles explicaciones oficiales.
Pero, una vez conocidas las informaciones contenidas en el sumario judicial, promovido por las familias de las víctimas e impulsado por una jueza valiente y profesional, que ha aprovechado el eficaz trabajo de investigación de los Mossos, el testimonio de unos vecinos que vieron merodeando a dos jóvenes por los alrededores del lugar del incendio, y las primeras informaciones del Cuerpo deAgentes Rurales (CAR), es imposible continuar callando.
El silencio podría ahora interpretarse como una complicidad en la ocultación de unos hechos, cuyo esclarecimiento puede contribuir a que no se repitan los errores que causaron la enorme tragedia de Sant Joan. En todo caso, a su conocimiento tienen derecho los familiares de las víctimas en primer lugar, todos los ciudadanos también, y es una obligación inexcusable de la oposición cuando el Gobierno, en este caso del tripartito, manipula y tergiversa de forma tan aviesa como obscena la verdad.
Y si no hubiera sido por la actuación de la Justicia, todavía tendríamos que tragarnos que el origen del fuego fue fortuito, causado por un rayo, caído mucho antes que el inicio del fuego, que prendió un árbol, que luego sospechosamente ha sido talado. Tampoco hubiéramos visto la repulsiva foto de los irresponsables pirómanos celebrando su criminal hazaña con las llamas al fondo, cuya presencia en la zona y en las horas del incendio ya fue denunciada por los vecinos.
No hubiéramos sabido que la Agencia de Meteorología entregó un estudio que descartaba prácticamente un rayo como causa del incendio y que a primera hora de la mañana del día de los hechos ya avisaba del grave riesgo de vientos racheados, previsión que desgraciadamente se cumplió, porque sobre las tres de la tarde la situación se complicó tanto que la mayoría de los bomberos, más de cien, esparcidos por los bosques de los Ports, empezaron las maniobras de escapada y autoprotección ante la magnitud del incendio, avivado por las fuertes rachas de viento cambiante en la dirección, que lo convertían en descontrolado.
Es entonces cuando empiezan las desesperadas llamadas de auxilio de los bomberos del GRAF de Lleida, acorralados por el fuego. Durante más de una hora, según consta en el parte de Incidències d’Actuació, escondido desde el primer momento, las llamadas no son contestadas. Tampoco se les había informado de que media hora antes se habían suspendido los servicios de rescate aéreo, que además eran insuficientes para evacuar a todos los afectados, y es entonces cuando se percibe la ausencia del D0 (Delta Cero), máximo mando del operativo que se encuentra totalmente desaparecido. No existe ningún tipo de coordinación, ni de mando, ni se reciben órdenes. El caos no sólo en las tareas de extinción sino también en las de evacuación y rescate de los heridos es total. ¡Aquello es el infierno!
Y es ahora cuando se agolpan las preguntas sin respuesta, que avalan suficientemente la constitución de una comisión parlamentaria, o en su caso, como ha propuesto el Partido Popular, la personación en la acusación particular. ¿Cómo pudo haber tanta falta de previsión? ¿Dónde estaba realmente y a qué se dedicó el máximo responsable del operativo en las horas de máximo peligro? ¿Por qué se tardó tanto desde la localización de los GRAF de Lleida hasta su evacuación –en el caso de uno de los heridos, posteriormente fallecido, casi tres horas agonizando rodeado por las llamas? Y ¿por qué se tardó tanto en la localización si los bomberos portaban GPS?
Y una pregunta, ¿se hubiera evitado la muerte de los bomberos leridanos con un incremento a todas luces necesario o con un reparto al menos más equitativo de los medios de salvación aéreos? Y una respuesta, la ocultación de los hechos, la manipulación y la tergiversación de la verdad, las pomposas felicitaciones, el orgullo mostrado por la eficacia en las tareas de extinción de los consellers Saura y Baltasar, resultan de una provocación intolerable, como lo ha sido cargar la última responsabilidad en una decisión equivocada de los GRAF de Lleida, cuando acorralados por el fuego decidieron quedarse en el sitio.
Y sobre todo, no más mentiras. Cualquier parecido entre la verdad y lo que declaran los gobiernos socialistas de Madrid y el de aquí es mera coincidencia. Ya en las últimas elecciones generales, en el 2008, fueron capaces de negar el trasvase de las aguas del Segre a Barcelona, cuando estaban puestas hasta las estacas de la desviación en Prats i Sansor. Pero ahora no estamos hablando de aguas.Ahora estamos hablando de vidas. Exigimos responsabilidades, y sobre todo la verdad, para corregir en el futuro los errores que han causado la terrible tragedia de Horta de Sant Joan.
José Ignacio Llorens Torres
Diputado del PP