martes, 5 de octubre de 2010

Compromís contra Lleida

La plataforma “Compromís per Lleida” insiste en el trasvase de aguas de Lleida a Barcelona. Pero, en el Segre no sobra agua. El Plan Hidrológico de la Cuenca del Segre, aprobado en 1998, establece la asignación y reserva de recursos hídricos del Segre y del Noguera Pallaresa. El embalse de Rialb con sus 401 Hm3 de capacidad, y el de Oliana con 90 Hm3, han permitido regular un mejor aprovechamiento de las aguas, pero aún así no hay agua suficiente para dotar adecuadamente los regadíos previstos para Lleida y aprobados hasta 1998. Y no cabe ni uno más.

El Canal de Urgell tiene una concesión preferencial de 8.923 M3/ Ha y año, que todavía ahora está muy lejos de alcanzar. Para el Canal Segarra Garrigues, Garrigues Altes y Garrigues Baixes, está aprobada una dotación de 6.500 m3 por Ha. y año, para regar una superficie en su conjunto de unas 48.000 Has., muy por debajo de las cerca de 70.000 Has. inicialmente solicitadas, y según las superficies y dotaciones de riego previstas repito, en el citado Plan de Cuenca, no se puede acometer ni un regadío más en el Segre.

¿Qué se podría hacer para que existieran excedentes en el Segre y conducirlos a Barcelona? Pues una de dos, disminuir las dotaciones aprobadas o las superficies de regadío. La ampliación de ZEPAS en el Segarra-Garrigues va en esa dirección, porque disminuye la superficie de riego de este Canal, que hay que recordar una vez más no tendríamos si el Partido Popular no hubiera ganado las elecciones generales el año 1996 y no lo hubiera puesto en marcha.

Recordemos también que las exigencias medioambientales de Bruselas entonces, cuando gobernaba Aznar, rebajaban en 5.000 Ha. las 60.000 Ha. inicialmente previstas para el regadío del Segarra-Garrigues. Luego llegó el Tripartit para gestionar el Segarra-Garrigues, los estudios ornitológicos encargados a organismos subvencionados por la Generalitat, como el Centro Tecnológico Forestal del Solsonès, y las inexplicables propuestas que llegaban a la Unión Europea.

Se proponía, nada menos que desde aquí, aumentar las ZEPAS y reducir la superficie de regadío hasta casi la mitad de lo previsto. Pero claro, en los mapas nacionalistas que llegaban a Bruselas no figuraban los espacios protegidos fijados en la vecina Comunidad de Aragón, más que suficientes para satisfacer las más exigentes demandas de ZEPAS.

Pero aunque diéramos por buenas las inaceptables reducciones de las superficies de riego del Segarra-Garrigues, la superficie resultante y los riegos de invierno o de apoyo en las excluidas, agotarían las concesiones previstas en el Plan de Cuenca. Para que surgieran los excedentes del Segarra-Garrigues destino Barcelona, sería necesario además que los regantes del histórico Canal de Urgell, renunciaran a las dotaciones aprobadas que todavía no tienen y desperdiciaran las posibilidades de obtener en un año, otra cosecha más, de las que ahora disponen.

¿Es el Segre la única solución para Barcelona? Rotundamente no. Las desaladoras son costosas y medioambientalmente desaconsejables. El trasvase del Ródano es todavía más caro y contaría con la presumible oposición de los agricultores franceses. El traslado en barco del agua desalada procedente de Almería ya se vio que era una ocurrencia disparatada. La mejor solución, la más económica y la más razonable, que no tiene además oposición de nadie, es la prolongación del minitrasvase del Ebro a Tarragona, hasta Barcelona. Esta conducción está aprobada, nadie se opone a ella, ya funciona y sólo se utilizan la mitad de los 4 m3/segundo de capacidad, lo que representa un sobrante que cubriría las necesidades en agua potable de la Ciudad Condal. Esta solución, que es la que hemos propuesto desde siempre en el Partido Popular, es tan razonable que el Tripartit no tuvo más remedio que recurrir a ella, cuando en las Elecciones Generales del 98 denunciamos que se estaba iniciando el trasvase del Segre a Barcelona. Me llamaron entonces de todo, por denunciar un hecho consumado, que después de las elecciones se pudo descubrir que era totalmente cierto. Nada menos que en la cabecera del Segre, en Prats y Sansor, ya estaban instaladas las estacas que señalaban la derivación del Segre. El revuelo originado fue de tal calibre que llegó al Congreso de los Diputados, y la decisión del Tripartit fue revocada, porque además era ilegal, ya que la regulación del Segre, afluente del Ebro, es competencia del Estado, y se adoptó la solución de prolongar el minitrasvase del Ebro a Tarragona que fue abandonada....¡porque llovió!

Y un problema que podía haber sido resuelto definitivamente quedó aplazado. ¿Por qué? Porque una de las primeras decisiones de ZP cuando ganó las elecciones fue derogar el PHN, con lo que se perdió la mitad de su coste que financiaba la UE. Pero nuestro flamante Presidente ya estaba recabando los apoyos para esa Nueva España que ha construido con los que quieren romperla, y a los que provoca una aversión especial todo lo que pueda vertebrarla, como lo es trasvasar aguas desde las cuencas excedentarias de una Comunidad Autónoma, a las deficitarias de otra.

A pesar de su enorme valor estratégico, alimentario, medioambiental y en la vertebración del territorio, es sabido que el sector agrario tiene unas perspectivas difíciles. En Lleida, el sector agrario tiene además una importancia capital. Nuestros agricultores y ganaderos serían muy ingenuos, si hipotecaran su futuro y el de sus hijos, porque los de Barcelona sólo se acuerdan de Lleida cuando no llueve. Para quitarnos el agua, y si es el caso hasta el aeropuerto.

José Ignacio Llorens
Diputado del PP por Lleida
Portavoz de Agricultura del Grupo Popular en el Congreso

No hay comentarios: