jueves, 13 de junio de 2013

Síntomas positivos

Sería un error, que desde el Partido Popular hemos criticado reiteradamente, negar una crisis que todavía dura, y pronosticar brotes verdes primaverales que al no consolidarse no hacen más que provocar desconfianza y generar frustraciones. Pero dicho esto y con toda la prudencia que exige la gravedad de la situación económica que atravesamos, estamos en condiciones de atisbar indicios de recuperación económica basándonos en cifras ciertas y reales.

Y hay que empezar por el dato del paro, que desciende en casi 100.000 personas, concretamente en 98.265, y que hace del actual el mejor mayo de la historia en términos de ocupación. La Seguridad Social cierra con la creación neta de 134.660 empleos, la mayor alza conocida también, y aunque algunos agoreros se empeñan en recordarnos que tras el verano llega el invierno, todo indica que el próximo será menos riguroso en términos económicos que los anteriores.

Por situarnos en el verano, el mes de julio del año pasado la prima de riesgo llegó a superar los 700 puntos; que se haya reducido en menos de la mitad significa que el coste de los intereses de nuestra deuda se ha rebajado ostensiblemente y ha dejado de ser una de las principales partidas del gasto del Estado. Y no solo eso, la prima de riesgo mide la credibilidad y la confianza que suscita la economía de un país, que ha mejorado notablemente y el diferencial de los intereses con respecto a Alemania que hay que pagar para atraer la inversión extranjera a nuestro país se ha reducido considerablemente. Lo refleja con claridad el aumento del saldo neto de capitales que llegan a nuestro país.

Tampoco puede pasar desapercibido el incremento de nuestra competitividad, como refleja que por primera vez España tiene una balanza corriente de pago positiva, lo que quiere decir que vendemos más de lo que compramos y que además, como se ha dicho antes, lo hacemos con intereses más baratos. No faltarán lectores escépticos que opinen que estas tendencias macroeconómicas no deben ser recibidas con optimismo exagerado, pero sin embargo los datos expresados son reales y vienen avalados por opiniones tan autorizadas como la Agencia Bloomberg, que es la principal agencia estadounidense de información económica y que asegura que la “crisis española se desvanece mientras las exportaciones transforman nuestro país”.

Algo habrá de cierto en ello cuando la UE ha suavizado el objetivo de reducción del déficit, que por otra parte este gobierno en un clima de recesión económica ha sido capaz de reducir en más de 2 puntos y 20.000 millones de euros, invirtiendo una tendencia que nos llevaba a la bancarrota y a la intervención con unas consecuencias tan tenebrosas como las que padecen Grecia, Portugal y Chipre, que han visto disminuidos las pensiones a la mitad, empobrecidos sus ahorros y recortadas cruelmente sus políticas sociales.

Se ha reducido el déficit, se ha reformado y saneado el sistema bancario que era un pozo sin fondo, se ha emprendido una reforma laboral que ha impedido la deslocalización de empresas y reforzado nuestra competitividad, se ha impulsado un Plan de Emprendedores y el pago a los proveedores, y quedan todavía muchas reformas pendientes, que comportarán sacrificios pero que son inevitables, como son entre otras la simplificación de las administraciones, una selección más rigurosa de las grandes infraestructuras y obras públicas, o el ajuste de la edad de jubilación a la esperanza de vida.

Sería una obscenidad de cara a tanta gente que lo está pasando tan mal lanzar las campanas al vuelo, como temerario sería asimismo abandonar las reformas macroeconómicas que aún no se traducen en mejoras de la microeconomía real de los ciudadanos, que si bien no son suficientes todavía son necesarias, y sin duda nos permitirán iniciar la senda del crecimiento económico que se necesita para crear empleo, garantizar la sostenibilidad de nuestras políticas sociales y recuperar la confianza de quienes nos tienen que ayudar.

Una opinión tan autorizada y respetada como la del Ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaüble, respalda esa confianza que ya inspira el gobierno de Rajoy en Europa al proclamar sin rodeos que “los resultados de las reformas en España son impresionantes”. Por eso, ahora se nos permite que se relaje el objetivo del déficit y van a llegar nuevas ayudas para el Plan de Empleo Juvenil y para que las familias y las empresas tengan acceso real al crédito. En una palabra, el gobierno de España, que ya no insulta ni engaña al de Alemania, percibe esa mano tendida.

La misma que el gobierno de España mantiene con el de la Generalitat, que sin embargo sigue obstinado en una campaña de confrontación que tiene su expresión máxima en el bochornoso simposio que organiza la Generalitat titulado “España contra Cataluña”, y que no puede ser calificado de otra manera a como lo hace el hispanista inglés John H. Elliot,“Un solemne disparate”. Pero ni la afabilidad y prudencia del Presidente Rajoy, ni la responsable actitud que cabe destacar y respetar de Duran i Lleida, ni la hemorragia electoral que sufre CiU a favor de ERC, parecen ser suficientes para que Artur Mas rectifique un rumbo tan suicida como equivocado, para la propia CiU y lo que es peor para Cataluña y España.

Porque algunos síntomas no deberían pasar desapercibidos para los estrategas de la confrontación. En el partido del pasado domingo entre el Lleida y el Jaén, la mayoría acabó silenciando estruendosamente los bochornosos improperios contra los españoles de una parte de la grada. Sencillamente porque la mayoría nos sentimos agredidos, tanto como nos sentimos los catalanes cuando otros energúmenos nos insultan en otros campos de España.

José Ignacio Llorens Torres
Diputado al Congreso del Partido Popular por Lleida

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